Por estos días, en el ejercicio del Derecho en México, está en boga el estudio, uso y evaluación de Mecanismos Alternos de Solución de Controversias (MASC). Las razones son diversas y van desde la “reciente” vinculación al Sistema Penal de soluciones o salidas alternas y formas de terminación anticipada; como la tendencia mercantil y civil de implementar en los contratos de éste órden la llamada “cláusula arbitral” con el fin de solucionar por estos medios las controversias emanadas; o bien las facultades legales asignadas a Instituciones como la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF) en materia de Conciliación y Arbitraje, entre otras. Así pues, los MASC, aunque provienen de antaño se plantean como algo novedoso.
Lo anterior nos conmina a reflexionar en torno a la efectividad de los MASC desde una perspectiva amplia, es decir, no la efectividad en cada materia, sino la efectividad de éstos mecanismos representada en la credibilidad, la confianza y la percepción que la sociedad tiene y que redunda en la voluntad de las partes en conflicto para acudir a un MASC como el medio idóneo y preferido para dirimir cualquier controversia.
Es bien sabido que el uso de los MASC permite empoderar a la sociedad a resolver sus propios conflictos y controversia de manera pacifica, expedita, eficiente y eficaz, descongestionando, de paso, los estrados judiciales, optimizando los recursos del Estado, y mitigando el impacto social, moral, emocional y económico que conllevan los juicios; esto es solo una minúscula enunciación de las ventajas de los multicitados mecanismos alternos. Hay que reconocer el gran esfuerzo del Estado mediante sus tres Poderes para que los MASC funcionen y funcionen bien; sin embargo, el verdadero reto es que los gobernados veamos en los MASC las herramientas adecuadas y preferidas para solucionar conflictos y controversias, ¿cómo lograrlo?
Evidentemente esto demanda muchas acciones, pero nosotros pensamos que la clave esta en dos inseparables tópicos: La Educación y La Cultura, los cuales se conjugan para convertirse en los pilares para la Solución de Controversias, mediante la creación e implementación de una política pública de MASC que se integre a todas las políticas públicas como un eje transversal, cuya prioridad sea la de desarrollar en los niños, niñas y adolescentes las competencias, capacidades y habilidades básicas que permitan la prevención, identificación y resolución pacífica, equitativa y eficaz de sus conflictos y controversias.